miércoles, 29 de febrero de 2012

El tiempo y los tréboles

Para el cumpleaños de mi padre estaba nerviosa porque no sabía qué regalarle. Mientras más quieres a alguien más difícil resulta hacer un regalo que pueda representar todo ese cariño. Y a mi padre le daría el mundo si pudiese, porque aunque quizás tenga sus defectos a mí no me importa, para mí es perfecto.

No sabía qué darle. Y en eso encuentro una plantita. Una mata de tréboles de cuatro hojas. La suerte es un regalo y yo quería que acompañase a mi padre siempre, entonces decidí comprarla.

Era una matita chiquita realmente. Y se veía adorable en el macetero rojo brillante con que se la regalé.

De eso un par de años y los tréboles están altos, se desbordan del macetero buscando el sol que los ayude a crecer.

Eso es lo que hace el tiempo, no? De a poco, poquito, tal vez, pero antes de que uno se pueda dar cuenta, el lugar donde estás empieza a quedar algo estrecho...

No lo sé...soy la mayor de cuatro hermanos, estoy por cumplir veinte años, empezar el tercer y más difícil año de la carrera que estoy estudiando. Mi hermana va a entrar a la Universidad ya. Los otros dos están en Media. Y es como si fuera ayer, tan sólo, que éramos pequeños, que yo iba al colegio con ellos y todo esto era tan lejano. Como si el día jamás fuese a llegar.

He vivido todo este tiempo con vagas ideas sobre el futuro. Nunca he pensado mucho en las cosas más allá de la próxima semana.

Pero ya no puedo hacer como que no me doy cuenta. Porque como los tréboles que le di a mi papá, pronto todo esto va a ser pequeño.

No tengo miedo, sé que voy a estar bien. Nací con suerte y esa suerte me protege a donde voy.

Es sólo que no puedo evitar sentir algo de pena y nostalgia. A pesar de todas las cosas, a pesar de que a veces soy una verdadera ingrata y soy antipática y cerrada con mis padres, los adoro a muerte.

No hace tanto, mi hermanas y yo nos fuimos de vacaciones solas, cada una por su lado. Mi padre decía que la casa se sentía muy vacía y que no sabía realmente...pero que se tendría que acostumbrar a que las cosas se darían así de todas formas en muy poco. El tiempo no deja de correr, cierto?

Quisiera poder pararlo un segundo para pensar en los años que he vivido, la gente que he conocido, las cosas que he hecho o he dejado de hacer.

Pero sobre todo, quisiera un segundo para agradecer

El tiempo puede pasar, los tréboles crecer y marchitarse y yo estar en la puerta esperando irme a un nuevo lugar...pero nada ha sido en vano, verdad?


1 comentario: