Tembló de frío
Era lógico. Seguía mojada.
El siguiente temblor la decidió a estirar la mano y agarrar el secador que estaba sobre el lavamanos.
Con su sonido desaparecieron el cielo y la playa y volvía a ser ella a las 5 de la mañana sentada en una toalla, preparándose para otro día.
Otro día como todos...
La gente, por razones que desconozco, suele despreciar la fantasía. Cuando muchas veces es ella la que nos permite seguir viviendo. Nuestra mente es una maravillosa tierra de nadie, un lugar donde todo, todo lo que se quiera es posible. Pretender que se atenga solamente a lo "real" es menospreciar ese potencial.
Así que antes que pedirme que "me baje de la nube" súbanse a una
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