sábado, 24 de noviembre de 2012

Se unían las unas a las otras formando un intricado entramado sobre su piel, deslizándose repentinamente con un ligero movimiento y cayendo a la arena bajo ella. Su cabello oscuro resultaba pesado contra su espalda desnuda. Miró el cielo estrellado esperando identificar alguna de  las constelaciones.

Tembló de frío

Era lógico. Seguía mojada.

El siguiente temblor la decidió a estirar la mano y agarrar el secador que estaba sobre el lavamanos.

Con su sonido desaparecieron el cielo y la playa y volvía a ser ella a las 5 de la mañana sentada en una toalla, preparándose para otro día.

Otro día como todos...

La gente, por razones que desconozco, suele despreciar la fantasía. Cuando muchas veces es ella la que nos permite seguir viviendo. Nuestra mente es una maravillosa tierra de nadie, un lugar donde todo, todo lo que se quiera es posible. Pretender que se atenga solamente a lo "real" es menospreciar ese potencial.

Así que antes que pedirme que "me baje de la nube" súbanse a una 

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